lunes, 4 de mayo de 2009

Cambios en el embarazo





Cambios en el Embarazo



Primer Trimestre:
Se caracteriza por la conocida sintomatología de mareos, náuseas y vómitos que ponen en evidencia el inicio embarazo o que hacen sospechar de él. Aproximadamente el 50% de las mujeres embarazadas presentarán estos síntomas entre las semanas 6 y 16 y en sólo el 1% (o menos) de ellas serán tan severos que la paciente necesitará hospitalización y vías alternas de nutrición, a este cuadro se le denomina Hiperemesis Gravídica. Estas 12 semanas son las más importantes del embarazo, ya que durante este período se forman todos los órganos y sistemas: todas la anomalías congénitas y daños estructurales genéticos se producen durante este período, si salimos ilesos de éste trimestre lo más probable es que seamos bebés normales. El útero apenas se siente como una pequeña pelota por encima del pubis. A pesar de que la paciente lo refiera, el bebé no se puede sentir todavía ya que su tamaño y fuerza es insuficiente para estimular el útero. Cualquier sangrado durante el primer trimestre se denomina Amenaza de Aborto o sus variantes. Ningún bebé que nazca en este trimestre sobrevivirá. La producción acelerada de hormonas del embarazo puede generar manifestaciones psicológicas en la mujer, son notables las manifestaciones de melancolía, angustia y expectativas sobre el futuro bebé y la suficiencia en el papel de madre. El sueño constante, el cansancio, la falta de energía y la dificultad respiratoria ocasional son otros síntomas frecuentemente reportados. Entre la semanas 10 y 12 realizo el mejor estudio que a mi parecer se puede hacer en el embarazo, el
Eco Genético de Primer Trimestre. Durante este trimestre el bebé pasa de embrión a feto, semana 10


Segundo Trimestre:
Durante las próximas 13 semanas, de la 13 a la 25, observaremos el crecimiento progresivo del bebé y tendremos una muy buena imagen ecográfica fetal que nos permitirá completar la evaluación anatómica del bebé que no se pudo realizar en etapas anteriores, de bebé más pequeño. Al finalizar la semana 16 los síntomas incómodos del embarazo habrán cedido considerablemente y la mamá pasará varias semanas sintíendose de maravilla, con una pequeña barriguita que crece poco a poco, sintiendo pequeños y cada vez más frecuentes e intensos movimientos fetales. Para este entonces el sexo del bebé ha sido diagnosticado en un 100% de los casos en manos adecuadas y se habrán descartado la mayor parte del los problemas anatómicos del bebé. Durante este trimestre se realizan, además, las pruebas de Riesgo fetal en sangre materna y la
amniocentesis si hay indicación


Tercer Trimestre:
Para el momento en que comienza el III Trimestre el feto ya esta completamente “formado”, de hecho lo esta desde el final del primer trimestre del embarazo, pero es durante este periodo donde se comienza a apreciar el aumento progresivo y notable del peso del bebé gracias al crecimiento de los órganos internos, la calcificación y el desarrollo esquelético, aumento de la masa muscular y la acumulación de grasa subcutánea, entre otros; al inicio del período pesa solo 900 gr y llega a pesar, en promedio, 3500 gr antes del parto. La mayor parte de los órganos del bebé funcionan como lo harán en la vida de recién nacido a excepción del Sistema Nervioso que madurará finalmente durante los primeros años de vida y el pulmonar que solo estará en condiciones adecuadas de madurez unas pocas semanas antes del nacimiento del bebé. Definitivamente el ultimo órgano necesario para la supervivencia inmediata del bebé, los pulmones, madurarán al finalizar el IIIT y serán quienes determinen definitivamente las condiciones del recién nacido al dejar el vientre materno.
Desde el punto de vista de la madre la situación tiene varias manifestaciones, vamos a dividirlas en varios sistemas para explicar con detalle los cambios finales del embarazo y como se manifiestan en la mujer:
Aumento del Volumen Abdominal: la “barriga” crece rápidamente al final del embarazo gracias al crecimiento del bebé, de la placenta y la acumulación de liquido amniótico. El liquido amniótico dejará de aumentar hacia el final del embarazo (semana 34) y de hecho disminuirá considerablemente, pero el bebé seguirá aumentando de peso a razón de 150-200 gr por semana. Al principio del IIIT el útero llega un poco por encima del ombligo y al final, cerca del final del embarazo, llegara hasta el borde costal prácticamente debajo del tórax. Cerca del parto, la “barriga se baja” porque el bebé ha comenzado a penetrar en la pelvis.
Mamas: han crecido considerablemente, se les nota la circulación venosa superficial, están induradas y discretamente sensibles (aunque no tanto como al principio del embarazo); es posible que algunas mujeres tengan secreción clara por el pezón. Muchas mujeres se preocupan por la aparición de ciertas "pelotitas o verruguitas" en las areolas, ese cambio es normal y se debe al crecimiento de las glándulas sebáceas de Morgagni que prevendrán las lesiones del pezón durante la lactancia. Están listas, solo falta la señal, el nacimiento de tu bebé para que empiece la lactancia
Piel y Cabello: debido al aumento del volumen uterino y la distensión de la piel se hacen más notorias o aparecen las “estrías rojas” por debajo del ombligo debido a la ruptura de fibras elásticas (elastina) y de colágeno cutáneo. También se comienzan a notar en las caderas y los senos por acumulación de grasa y crecimiento glandular mamario. Los pezones y areolas crecen y se pigmentan de un tono oscuro al igual que la línea media que va desde el esternón hasta el pubis. Todos estos cambios varían de persona a persona y son parcialmente reversibles. Vale la pena mencionar que en la piel de los cachetes puede aparecer un manchado marrón que se denomina Cloasma Gravídico y que por su localización molesta mucho a las mujeres: no me canso de recomendar el uso de protector solar (30-45) diario para evitar su aparición. Los cambios del cabello y del vello corporal pueden ser notables: el embarazo estimula su producción y crecimiento, incluso, en algunas mujeres se pueden dar grados variables de hirsutismo (aumento excesivo del vello corporal). Llama la atención la pérdida abrupta de cabello que se observa en algunas mujeres en los primeros cuatro meses Post-Parto, que aunque asusta mucho, es autolimitada y la recuperación es total en 6 a 12 meses.


Embarazo adolescente


Embarazo adolescente

El embarazo en la adolescencia es aquella gestación que ocurre durante los dos primeros años de edad ginecológica (edad ginecológica 0 = edad de la menarquia) y/o cuando la adolescente mantiene la total dependencia social y económica de la familia parental.
La fecundidad total y la del grupo de 15 a 19 años han disminuido en la región de las Américas. Sin embargo, estos descensos no han sido de igual magnitud en todos los grupos etáreos, ni en todos los países. La tasa de fecundidad específica en el grupo de 15 a 19 años en América Latina fluctúa entre 60 y 130 nacimientos por 1.000, tendiendo, en general, las tasas de fecundidad en adolescentes a ser más altas en los países de fecundidad alta.

Aunque la tasa de fecundidad en adolescentes tiende a declinar, el mayor descenso de la tasa de fecundidad específica en edades superiores hace que la proporción de embarazos e hijos en menores de 20 años aumente; el número absoluto de hijos de adolescentes también aumenta por el aumento del número de población adolescente: el grupo de mujeres de 15 a 19 en América Latina subió desde 8 millones en 1950 a algo más de 22 millones a la vuelta del siglo. Los nacimientos en madres menores de 20 son alrededor del 15% con algunos países que superan el 18%. Así, cada año unas 3.300.000 adolescentes latinoamericanas llevan a término un embarazo, ignorándose el número de abortos.
Chile, en 1998, presenta una tasa de natalidad de 18,3 nacidos vivos por cada 1.000 habitantes, con un promedio de 2,3 hijos por mujer en edad fértil. La tasa de fecundidad específica es de 67,3 nacimientos por 1.000 mujeres de 15 a 19 años, siendo la proporción de nacimientos de madres de este grupo etario de 15% (incremento desde 10,5% en los años 60). Los padres de estos niños son también jóvenes, con 80 a 90% entre 15 y 24 años. Así en los últimos años, nacen aproximadamente 40.000 niños hijos de madres de 10 a 19 años, la gran mayoría de las cuales tiene entre 15 y 19 años.



LA VISION MEDICA
Para el doctor Ramiro Molina, director del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente (Cemera) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, la tasa de fecundidad (número de embarazos por cada mil mujeres) desde la década de los 60' que viene manteniéndose igual.
"En 35 años de observación, prácticamente la fecundidad adolescente ha permanecido estable. Se mantiene la media de entre 55 y 60 hijos por cada mil mujeres de entre 15 y 19 años", expresa.
Respecto del grupo de mujeres mayores, añade que, "la fecundidad comenzó a descender en el año 1964 cuando se puso a disposición de toda la población chilena el uso de los métodos anticonceptivos", destaca el facultativo.
Informa el médico que no es que durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970) se decidiera ir contra la familia, sino que la razón de la puesta a disposición de los métodos anticonceptivos tenía que ver con una urgencia sanitaria que urgía al país: "Para 1960 prácticamente la primera causa de mortalidad femenina en Chile era por el aborto provocado".
Complementa que fue gracias al programa materno-infantil del Servicio Nacional de Salud, SNS (que luego sería el Ministerio de Salud) trabajando el tópico de planificación familiar el que daría una solución al tema y produciría dos fenómenos que marcarían a Chile: una significativa baja de los abortos y el descenso en la fecundidad.
Molina añade que, "se pasó a reemplazar la interrupción de los embarazos (el aborto) por la prevención de los embarazos no deseados. En este contexto las personas que asumieron mejor los métodos fueron las mujeres adultas en edad fértil, teniendo una brusca baja en la fecundidad, sobre todo en las mujeres mayores de 25".

OTRA VISION
La periodista Claudia Lagos, autora del libro 'A nadie le importa el aborto' (LOM Ediciones), a través de una ardua investigación respecto de este sensible tema, llegó a establecer variadas realidades.
"No basta sólo con ampliar el acceso a los métodos anticonceptivos e implementar programas de educación sexual -que es una cuestión elemental- sino que también tiene que ver con cuestiones culturales", explica.
Agrega que, "muchas chiquillas de 14 ó 15 años que han quedado embarazadas sabían que existían métodos de prevención, tenían acceso a ellos y así todo no los usaron".
El dato no es menor si se considera que el año 2000 se registraron 1.055 partos de menores de 14 años y en el 2001, estos aumentaron a 1.162.
Los pocos consensos que suscita acordar qué enseñar y cómo enseñar la educación sexual en Chile sigue dejando trunco un conocimiento que incluso el actual ministro de Educación había prometido hacerse cargo.
Sin embargo, más allá de la discusión o propuestas, detrás queda lo más importante, la niña-mujer.
"En muchos casos se da que están contentas con el embarazo, pues de alguna manera, es el camino que le permite a la chica 'ser alguien' entre sus pares. Además, frente a sus padres deja de ser solamente la hija, porque tiene algo que le es propio, considerando sobre todo a los sectores populares donde las perspectivas de desarrollo son súper pocas", afirma la periodista.
Y no es que todo sea blanco y negro, y que las adolescentes de las clases populares estén buscando quedar embarazadas por falta de perspectivas: "No es que lo busquen. Son chiquillas que quedan embarazadas sin esperarlo, conociendo los métodos anticonceptivos y algunas teniendo acceso a ellos. En el proceso se van encantando con la posibilidad de tener hijos, luego vuelcan su vida en eso y terminan abandonando los estudios", explica Claudia Lagos, como parte de las consecuencias que desnudó en su investigación.
Coincide en que tras el embarazo juvenil hay un enorme vacío. "Creo que el tema de la educación sexual sigue siendo una deuda gigantesca. Educación entendida no sólo como información de anticonceptivos y donde se pueden conseguir, sino algo integral, donde el joven pueda conocerse a sí mismo y tener conciencia de sus derechos sexuales y reproductivos", concluye la periodista.
Al respecto, el doctor Ramiro Molina insiste en que, "tiene que ponerse en práctica una política que tenga que ver con la justicia, la equidad y la buena calidad de atención; además de incluir el concepto ético de salud pública. Que las personas que dependan del Estado tengan educación sexual tanto o mejor que la que tiene el sector privado".